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Porque Jehová juzgará a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos.
Salmos 135:14.
Yo solo quiero justicia –reclamaba el hombre acusado. No hay pruebas
contra mí, exijo justicia.
Pruebas, no había. Casi nunca las hay. Especialmente cuando se puede
pagar un buen abogado. Por eso, hay inocentes que son declarados
culpables en muchos juicios, y culpables que salen libres de la
condenación humana, pero no de la divina.