Porque “todos pecaron” y “porque no hay justo ni aún uno”.
Pero la compasión de Jesús hace posible la salvación. La compasión fue
Su misericordia llevada a las últimas consecuencias, entregó Su propia
vida para ocupar el lugar del hombre y sufrir la muerte que la
criatura rebelde merecía. Jamás tendremos palabras para agradecer
semejante ofrenda de amor.